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Mándala, el Centro que abarca todas las cosas

No hay nada que no sea un Mándala.

Llámale como desees. Según la cultura o la tradición que lo realice tendrá un nombre u otro.

No es importante. Lo importante es que en todas las tradiciones y culturas de diferentes países han realizado y realizan ‘mándalas’ para explicar, manifestar y sostener la realidad que son.

Si digo, ‘No hay nada que no sea un Mándala’, es como decir del mismo modo: ‘Todo es un Mándala’.


Mándala, en sánscrito clásico. Mandala, en idioma prácrito y en varios idiomas modernos de la India como el bengalí, el hindí o hindi, el maratí o el palí o pali.


Esta representación de lo que Es, con un centro y un ámbito ordenado y armónico que lo representa no sólo es un dibujo, es una exposición de aquello que reside en nosotros y se expresa en nuestro entorno cotidiano.  


No siempre en la plataforma de lo aparente, es decir, lo que vemos a simple vista, sino también de todo aquello que es velado y se muestra sólo para iniciados, magos, místicos y chamanes.


Eso no quiere decir que tú si no eres nada de eso, no puedas hacer un Mándala. Hasta un niño puede hacerlo, de hecho en las escuelas se realizan prácticas con mándalas y son muy hermosas.

Pero aunque todo pueda ser un mándala y de hecho lo es, no todo lo que se hace tiene el mismo valor. 


Aunque todo es un mándala, no todo el mundo sabe que lo es ni puede percibirlo como tal, y por tanto, no pueden acceder a su significado profundo, quedándose sólo con su representación decorativa más  o menos significativa.


Cuando explico a un nuevo alumno qué es algo de lo que hacemos, me veo en la obligación de mostrarle primero, todo aquello que no es. 


El motivo, es porque tenemos muchos prejuicios de lo que nos han contado sobre las cosas y cuando llegamos a experimentarlo, nos damos cuenta de los errores y falsas interpretaciones que teníamos al respecto.


Y eso pasa con todo. Desde la mecánica, a la terapéutica, pasando por la física o la misma historia. Para llegar a lo que Es, hay que quitar todo lo que no es. Como el escultor que va golpeando la piedra hasta que queda sólo lo que ha de ser y estaba oculto dentro de la roca.


El Ser es igual. Hemos de quitar todos los disfraces del ego, dándonos cuenta que sólo son disfraces y máscaras, hasta quedarnos sólo con lo esencial. 


Puede, que al igual que la cebolla, vayamos quitando capas y al llegar a la última nos demos cuenta que lo esencial es invisible al ojo, pero se manifiesta a través de todas y cada una de las capas, siendo todas una representación de la esencia en su propia parcela. 

Cuando se quiere eliminar el ego, en algunas escuelas de desarrollo humano se olvidan de que las características únicas que nos ofrece la personalidad y el ego incluso los maestros y los iniciados los usan para manifestar su realidad.


Pero el Mándala no es, necesariamente esta representación, puede ser una idea cosmogónica, un contexto mágico, religioso o místico, un divertimento, un arte o una terapia. Y de hecho, la misma naturaleza en muchas ocasiones nos obsequia con mándalas naturales.

Puede realizarse con hojas piedras, conchas y flores o pintado sobre un lienzo, tela, madera o papel. 


El aspecto creativo puede ser tan extenso como queramos, llegando a realizarse incluso, verdaderas obras de arte por medios digitales. 


En lo relativo a esta Esencia que está en todas partes, podríamos decir, de una manera poética: El Mándala es una representación universal de una esfera infinita con el centro en todas partes.


Una flor es un mándala, pero si esto lo es, también lo es el estiércol de una vaca, porque la flor puede nacer dentro de esta apestosa sustancia. 

O todo es espiritual o nada lo es.


Si dentro de la oscuridad sabemos encontrar la luz, vamos por el buen camino. Si a todas las cosas sabemos hallarles un sentido profundo y bello, lleno de significado, es que hemos dejado que su centro le hable al nuestro y le explique su relación con nosotros.


Nuestro corazón tiene el poder de contactar con el corazón de todas las cosas, porque todo tiene su corazoncito y su capacidad de dialogar con nosotros.


Pintar un mándala de flores, puede ser terapéutico, bello y divertido. pero no es un proceso iniciático, ni va más allá de ser un pasatiempo con unas connotaciones muy simples: 


Nos relajamos y al concentramos en una tarea, nos olvidamos del resto del mundo, como puede ser el encaje de bolillos, limpiar el cigüeñal del coche, hacer una comida perfecta con los condimentos y la decoración apropiada, bailar tango o jugar al ajedrez.


Aunque todo lo que he mencionado puede tener diferentes profundidades y el que lo realiza se puede iluminar con ello, no es su función.


El mándala es una herramienta para acceder al ser y transmitido como un trabajo interior puede desatar esta comprensión exquisita de lo que está oculto dentro de cada uno.

Un mándala tiene poder cuando el que lo hace, conecta con su auténtico poder. Tiene belleza cuando el artista se vuelve arte en sí mismo, y dejamos de ser simples artesanos, para convertirnos en maestros.


¿Cuál es la diferencia? Pues el artesano se olvida de sí mismo mientras trabaja. El maestro se encuentra en lo que hace y no sólo eso, si no que representa en todo lo que toca, la comprensión de lo que es, integrando conscientemente  en su obra, su propia energía y conciencia.


No dudo que una peluquera o un camarero no puedan realizar esto a través de su trabajo, pero solo se puede llegar a esta trascendente expresión, cuando eso se convierte en un mándala, es decir, cuando nuestro centro se proyecta al centro de lo que hacemos. 


Cuando nuestro corazón desvela el corazón de lo que está oculto y se vuelven uno. 


Cuando nos encontramos para ir a los ‘Baños de bosque’, vamos a la naturaleza para recordarnos algo que hemos olvidado en la ciudad. 


Que somos naturaleza, que no somos nada diferente de las rocas y los árboles, la tierra, el aire, el agua, los pájaros y por supuesto de los demás seres humanos. 


Allí, una de las actividades que sugiero es que cada uno haga un mándala con objetos que se hallen a su alrededor: hojas, piedritas, musgo, flores, etc.

Cada uno es eso. 

El conjunto ordenado que sinergias y circunstancias que le rodean en un ecosistema único de señales, puestas para mostrarnos el Camino verdadero al centro del Ser.


Podemos interactuar con ellas en la medida que despertamos a esta evidencia y sintonizamos con las energías que están a nuestro alcance. 


Evidentemente, es necesario reconocer su existencia para que esto que es, aparezca. Este es el gran secreto. 


Si tú crees que el mándala solo es algo para divertirte, eso será. 


Si consideras su profundidad, empezará a mostrarse en su auténtico poder.


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